“No trabajaré para los intereses de corporaciones de la cultura”, entrevista a Jorge Coscia, flamante secretario de cultura de la nación

El Clarín,
09 July 2009, Argentina

Antes de asumir, Coscia conversó con Clarín sobre sus proyectos y rescató la gestión de José Nun.

Jorge Coscia, flamante Secretario de Cultura de la Nación, dice que a esta altura ya era un "candidato crónico". El nombre del cineasta, ex director del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y hasta ahora presidente de la comisión de Cultura del Congreso, había sonado para encabezar el área desde el principio de la presidencia de Néstor Kirchner, en 2003. Primero, el cargo fue para Torcuato Di Tella. Luego, para José Nun. "La convocatoria me la hicieron la semana pasada. Fue una sorpresa relativa, no me lo esperaba ahora".

Coscia dice que para esta nueva función aprovechará su experiencia como diputado para buscar consensos. También, su trabajo al frente de un organismo público como el INCAA (de sus años al frente del Instituto arrastra tres investigaciones ante la Justicia: en una de ellas fue sobreseído -el fallo fue apelado- y las otras están en trámite). Pero el nuevo funcionario aclara que él va a ser "Secretario de un proyecto político" que acompaña desde 1998, cuando participó junto a otros intelectuales, dirigentes y militantes peronistas en la fundación del Grupo Calafate, núcleo del protokirchnerismo porteño. "La presidenta conoce mi visión de la cultura en el proceso de transformación nacional. Yo digo que los países son tan grandes como su cultura". Aclara, además, que su función es atender la cultura de todos los argentinos, "no los intereses de una corporación o del mundo de la cultura".

Uno de los principales desafíos de Coscia será intentar llevar adelante su gestión con un presupuesto exiguo -reclamo que ya hizo su antecesor-, reducido en un 20 por ciento para 2009. "Será clave potenciar las industrias culturales, tanto por lo simbólico como por el trabajo que producen. Si tuviéramos un presupuesto europeo, con excedentes industriales que se destinan a la Cultura, sería más sencillo. Pero tampoco podemos reducir a una mera vía presupuestaria el fomento de la cultura".

¿Va a llevar a su propio equipo?

Tengo un equipo reducido, pero para las reafirmaciones y los cambios preferiría poner un pie en la Secretaría. La primera reunión va a ser con Nun. Tengo mucho respeto por los que trabajan en el área. Voy a tomar decisiones tratando de respetarlos. Soy el sucesor de Nun, no un antagonista aunque tenga mis propias ideas.

¿Puede adelantar algo de lo que quiere hacer desde la Secretaría?

Yo voy a ser Secretario de un proyecto político. En la Argentina conviven distintas visiones político-culturales. Hay quienes creen que no se debe intervenir en nada. Yo soy defensor de la excepción cultural como concepto, de que la cultura sea exceptuada de impuestos que recaen sobre el resto de las industrias. Los bienes culturales son los únicos que un país no puede importar. Hay países de Medio oriente que hasta importan agua, pero no se puede importar una construcción cultural.

¿Hay algún proyecto en mente?

En primer lugar, promover la Ley del libro. Sería fantástico tener un instituto nacional del libro, como en el cine. Con un mínimo costo fiscal, promovería las cadenas más débiles del sector, que se editen libros no sólo en la Ciudad sino en toda la República.

Los ajustes de presupuesto hicieron que muchos programas nacionales se replieguen en Buenos Aires. ¿Qué pasará ahora?

Para hablar de programas voy a necesitar de más tiempo. Algunos, como Café Cultura, son muy valorables. Pero hay fórmulas buenas a las que agota la extensión en el tiempo. Para las políticas federales hay que tener muy en cuenta las ministerios y direcciones de cultura de las provincias y los municipios. Hay que integrar políticas y la Secretaría debe coordinar esos esfuerzos. La articulación potencia. Eso me lo enseñó el trabajo en la ley de cine donde el órgano principal es la Asamblea Federal. Habrá que darle preponderancia a la de Cultura.

http://www.clarin.com/diario/2009/07/09/sociedad/s-01955412.htm