Está claro para todos los que siguen la información diaria sobre la anulación de acontecimientos culturales y el cierre de óperas y teatros, o para todos los que conocen los problemas económicos de una institución cultural u otra, que la crisis financiera global ya está teniendo un impacto significante en los donativos filantrópicos y las organizaciones sin ánimo de lucro. También está claro que el impacto de la crisis será más amplio y más profundo en los tiempos venideros. Lo que está menos claro es cuánto durarán las consecuencias de la misma. Y está especialmente poco claro qué significa, al final y al cabo la crisis, para políticos, líderes y gestores del sector cultural. [1]
Este artículo analiza cómo responden las artes y el sector cultural a la creciente incertidumbre de la economía global y cómo puede sobrevivir el sector ante la tormenta que se avecina.