El SICSUR está desarrollando una encuesta sobre institucionalidad cultural en los diez países que lo integran, donde se indagan sobre el tipo de organismo nacional a cargo de la política cultural, el rango jerárquico que detenta en la estructura gubernamental y los objetivos fundamentales en política cultural. A fines de noviembre de 2010 se realizó un primer procesamiento de la encuesta, que mostrará resultados definitivos en noviembre de este año. En dicho informe, como se observa en el mapa adjunto, se señala que cinco países de la región tienen Ministerios de Cultura (Colombia, Brasil, Ecuador, Bolivia y Perú), en tanto que se observan dos Secretarías Nacionales (Argentina y Paraguay), una Dirección Nacional (Uruguay) y un Consejo (Chile), el cual es el único que responde al modelo de institucionalidad cultural con representación regional y sectorial.
La existencia de Ministerios en la región es relevante, sobre todo teniendo en cuenta que en muchos países se observa como un proceso reciente. En efecto, Bolivia, Ecuador y Perú modificaron su institucionalidad cultural en los últimos años, con el fin de elevarla a Ministerio. Paraguay, en tanto, modificó su organigrama, autonomizando al área cultural de la órbita del Ministerio de Educación y llevándola al rango de Secretaría de Estado. Así, se observa en toda Sudamérica una tendencia a otorgar un lugar de mayor importancia a la política cultural por parte de los Estados Nacionales. Ahora bien, si se analizan los objetivos de política cultural que explicitan los distintos organismos culturales, se vislumbran algunas similitudes y otras diferencias.
Como puede leerse en el gráfico que sigue, la única temática mencionada por la totalidad de los organismos culturales es la relacionada con la difusión e investigación del patrimonio histórico. De alguna manera, que la temática del patrimonio cultural sea materia indiscutible de la política cultural de los estados sudamericanos es coherente con el hecho de que forma parte del núcleo duro y consolidado de los objetivos y prácticas de protección y preservación de la región, cuyas identidades se apoyan fundamentalmente en el debate sobre los pasados indígena, colonial e independiente. En tal sentido, el concepto de cultura que sostiene la mayoría de las instituciones públicas culturales en América Latina suele estar ligado a los conceptos tradicionales de las bellas artes y el patrimonio histórico. En orden, le siguen en importancia la mención de nociones como derechos culturales e igualdad en el acceso, que se han incorporado crecientemente en los últimos veinte años. A la vez, también aparece como destacada la enunciación de la promoción y desarrollo de la creación cultural como objetivo de política cultural (sólo en Bolivia no aparece mencionado).
En cambio, es llamativo que el objetivo de la promoción de la diversidad cultural es mencionada por cinco de los nueve países encuestados: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay y Perú. Lo mismo que la cuestión de la identidad, también por cinco: Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador y Paraguay. Además, se mencionan temáticas vinculadas a la gestión pública de la cultura como la descentralización territorial (Bolivia, Brasil, Paraguay, Perú y Uruguay), la coordinación de instituciones culturales relacionadas (Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Paraguay), la interacción entre los ámbitos públicos y privados (Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay) y la gestión del conocimiento (Brasil, Chile y Perú).
Como conclusión, puede decirse que la cultura en América del Sur, más allá de los signos políticos de cada país, muestra en las dos últimas décadas una formidable expansión de la institucionalidad cultural en términos de política pública. En tanto que, en cuanto a los objetivos, se muestran claramente anclados en noción tradicional de la cultura –bellas artes y patrimonio–, aunque con una tendencia clara a incorporar concepciones vinculadas a los derechos culturales, la identidad y el fomento de la diversidad cultural.