ACORNS 401 - Shared purpose, sector-specific needs: the music sector

Co-hosted by IFACCA - International Federation of Arts Councils and Culture Agencies,
18 June 2020, International

veáse ACORNS IBEROAMERICANO 

 

Solidarity and shared purpose have informed the international arts and culture sector’s response to COVID-19 in recent months, despite the very different realities in which we all operate. Such unity has been vital to demonstrate the value of the sector and its common needs, however, it is becoming increasingly clear that not everyone will face the same issues as they forge longer term responses to changed conditions.

In recent weeks, headlines have focussed on the music sector, including how governments are implementing measures to respond to its specific needs. From a global perspective, the World Economic Forum has explored the effects of the pandemic on the music industry, highlighting losses to performance revenue that accounts for half of a global industry historically worth more than USD$50 billion; and considering possible long term changes to the sector. While regionally, in Europe Pearle* has collated data from its members to launch a map that visualises the reopening of live performance across the continent, and how the situation differs from country to country.

At a national level in New Zealand, where all domestic COVID-19 restrictions have now been lifted, the government has announced a new package of economic support for arts and culture worth NZ$175 million, which includes NZ$16.5 million for a New Zealand Music Recovery Fund that will support new music, domestic touring, and music venues to ensure safe environments for audiences, workers and artists. The support is expected to sustain a combined 2,900 jobs over two years, produce 455 new song releases and 150 live music tours throughout New Zealand. While in South Africa, a recent AllAfrica article has explored how musicians, promoters and venues are seeking new models to sustain the sector despite the limitations of COVID-19 restrictions.

In Colombia, the Ministry of Culture has issued an open letter to broadcasters in the country – including commercial, public and digital broadcasters – encouraging them to include Colombian musicians and musical productions in their programming to support the music sector, by boosting the national value chain for music and its professionals. While in Argentina, the Ministry of Culture, National Directorate for Strategic Projects, Superintendent of Work Risk and industry leaders have agreed a general protocol for the music sector that will allow organisations to start resuming cultural and artistic activities, initially without audiences.

In Norway, as part of its work to map the consequences of the pandemic on arts and culture and inform government response, Arts Council Norway has reported findings of a survey of the music sector that show one quarter of the music industry fears bankruptcy. In Spain, the National Institute of Performing Arts and Music (INAEM) will celebrate European Music Day by staging a programme of audience-free performances of new works that will be broadcast through digital channels and promoted under the Ministry of Culture’s campaign #laculturaentucasa. While in Estonia, outside of the COVID context, the Ministry of Culture has held discussions with representatives from the sector and civil society to ensure the sustainability of the country’s Song and Dance Festival – a UNESCO-recognised choral tradition that has evolved over 150 years, in which more than 70,000 people participate – confirming the endurance of cultural expressions in music.

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La solidaridad y los propósitos comunes han dominado las respuestas del sector cultural a la pandemia COVID-19 en los últimos meses, a pesar de las realidades tan distintas en las que actuamos. Tal unidad ha sido clave para demostrar el valor del sector y sus necesidades comunes. Sin embargo, en la planificación de las respuestas a largo plazo, se está poniendo de manifiesto que no todas y todos afrontan los mismos problemas en esta nueva situación.

En las últimas semanas, los titulares se han centrado en las medidas de respuesta de los gobiernos al sector de la música. Desde una perspectiva global, el Foro Económico Mundial ha analizado los efectos de la pandemia en la industria de la música, destacando las pérdidas de ingresos por actuaciones, estimados en la mitad del valor de una industria que históricamente se ha situado en los 50 mil millones de dólares estadounidenses. En Europa, Pearle* ha recogido información de sus miembros para publicar un mapa que visualiza la reapertura de las actuaciones en vivo en el continente y muestra las diferencias entre países.

A nivel nacional, en Nueva Zelanda, donde se han levantado las restricciones internas por la pandemia, el gobierno ha anunciado un nuevo paquete de apoyo económico para las artes y la cultura por valor de 175 millones de dólares, lo que incluye 16,6 millones de dólares para un Fondo de Recuperación para la Música de Nueva Zelanda que dará apoyo a obra nueva, giras nacionales y salas de conciertos, de cara a garantizar entornos seguros para el público, los trabajadores y los artistas. El fondo podrá mantener hasta 2.900 empleos en dos años, el lanzamiento de 455 nuevas canciones y 150 giras de música en directo por toda Nueva Zelanda. Mientras tanto, en Sudáfrica, un artículo reciente en AllAfrica analizaba cómo tanto músicos como promotores y salas están buscando nuevos modelos para mantener el sector a pesar de las limitaciones impuestas por las restricciones debidas al COVID-19.

En Colombia, el Ministerio de Cultura ha publicado una carta abierta a las emisoras de radio del país, tanto públicas como privadas y digitales, llamándolos a incluir músicos y producciones musicales colombianas en su programación para apoyar al sector musical mediante el impulso de la cadena de valor del país. En Argentina, el Ministerio de Cultura, la Dirección Nacional de Proyectos Estratégicos y la Superintendencia de Riesgos del Trabajo han aprobado un protocolo general para el sector de la música que permitirá reanudar las actividades culturales y artísticas, de momento sin público.

En Noruega, como parte del mapeo de las consecuencias de la pandemia en las artes y la cultura para configurar la respuesta del gobierno, el Consejo de las Artes ha compartido los resultados de una encuesta del sector de la música que muestran que un cuarto de la industria musical teme entrar en bancarrota. En España, el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) celebrará el Día Europeo de la Música con un programa de conciertos en salas sin público que se retransmitirá por canales digitales y se difundirá como parte de la campaña #laculturaentucasa. En Estonia, fuera del contexto COVID, el Ministerio de Cultura ha mantenido conversaciones con representantes del sector y de la sociedad civil para asegurar la sostenibilidad del Festival de Canción y Danza del país, una tradición de música coral reconocida por la UNESCO que se celebra desde hace 150 años y en la que participan más de 70.000 personas, buena prueba de la perdurabilidad de las expresiones culturales en la música.

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